domingo, 28 de noviembre de 2010

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Si pudiera elegir, elegiría morir en una carcajada suya. Escogería ser la nave espacial que me llevara a su cama, las pilas del contabilizador de sus latidos, el chocolate que se quede en la comisura de sus labios y que su lengua me lleve. Elegiría ser sus guantes, para coserme con sus manos y no soltarlas nunca. Escogería ser su lengua, para no salir de su boca en ningún momento. Elegiría ser su piel, para no irme nunca de él. Si pudiera elegir elegiría dormir cada noche en su ombligo mientras a oscuras escuchamos como se inunda la ciudad, elegiría dibujar corazones por su espalda con las yemas de mis dedos mientras duerme y yo le miro y siento como el amor va pellizcando mi alma. Y pudiendo elegir, elijo ser sólo con él y ser suya a través de palabras en miradas y de miradas en palabras, elijo no tener sed, si su saliva está cerca. Y hacer desaparecer mi hambre con sus caricias.
Escogería, quererle todos los segundos que me quedan.

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